Economía
El GOB considera un despropósito ambiental y social algunas de las medidas para la crisis Thomas Cook

El GOB considera un despropósito ambiental y social algunas de las medidas para la crisis Thomas Cook

Actualizado el 05/10/2019 06:30                Compartir

Tras el anuncio de la quiebra de Thomas Cook, hemos ido viendo como el Gobierno ponía en marcha todo un "plan de crisis" para contener o mitigar los efectos de la caída del gran tour-operador. Hasta hoy, en que la última noticia es que el Gobierno pretende devolver el dinero de la ecotasa, pagada por los turistas - no por el touroperador - los hoteleros "afectados" por la crisis Thomas Cook.

Esta medida junto con la rebaja de tasas aeroportuarias, medidas de promoción y dinero público destinados a avalar créditos por los hoteleros afectados - muchos de los cuales tienen dinero a paraisos fiscales - nos parece un despropósito mayúsculo.

La crisis de Thomas Cook debería haber servido para ser conscientes de la vulnerabilidad del sistema económico basado en el monocultivo turiístic. El Gobierno tras atender prioritariamente la situación de los trabajadores y trabajadoras de la empresa, debería haber destinado todos sus recursos a elaborar de urgencia un Plan para mitigar los efectos de la excesiva dependencia del monocultivo turístico, destinando dinero público a formación ya sectores estratégicos para posibilitar una transición social y ambientalmente justa hacia un modelo diversificado, no hiperdependent del turismo, con una política activa y controlada de decrecimiento turístico que blinde nuestra economía ante fallos estructurales como la de Thomas Cook - que quizás habrá sido la primera pero no será la única, seguro.

Sorprende que el Gobierno, en sus negociaciones con Madrid, no hagui abordado la necesidad de embestir contra el gigante touroperador Thomas Cook para exigirle responsabilidades emprendiendo acciones legales contra sus directivos que, evidentemente a principios de verano ya sabían que harían quiebra y aún así han cobrado los clientes durante todo el verano y en la hora de pagar a los hoteleros (pagan a 90 días) han decidido plegar.

Contrariamente el Gobierno, la misma semana que anuncia que declarará la emergencia climática, anuncia una rebaja en las tasas aeroportuarias y una inversión de dinero público en promoción turística.

Además aprovecha para debilitar el Impuesto del turismo sostenible, tras las presiones de los partidos de derecha y los empresarios del sector, como si ésta hubiera sido uno de los motivos de la quiebra y anunciando que la devolverá a los hoteleros, sin saber - como s 'dijo hoy en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno - ni siquiera, que implicará esto económicamente por el Gobierno. Es evidente que el impuesto turístico está en el punto de mira de empresarios hoteleros y la derecha conservadora, porque supuestamente afecta la "competitividad". Es un caballo de batalla y no desaprovechan ninguna excusa para intentar tumbarla. El impuesto turístico nada tiene que ver con la quiebra de Thomas Cook ni con la crisis posterior que se ha generado. El impuesto turístico debe mantenerse, no se devolverá a los hoteleros que sólo han gestionado el pago, la han cobrado del turista (porque no dentro del paquete del touroperador) y ahora la recibirán en modo " regalo ".

El Gobierno británico decidió no salvar Thomas Cook por una cuestión moral. El mensaje del Gobierno de las Islas queda claro: si quien está en peligro son empresas hoteleras, ni cuestión moral ni nada, ni diversificación económica ni emergencia climática, aquí se socializan las pérdidas de la empresa privada, pagamos los ciudadanos y punto, porque ya se sabe que aquí "vivimos del turismo". Ciertamente un despropósito de una magnitud insuperable: ambiental, económica y socialmente.


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