Actualizado el 07/10/2025 18:09 Compartir
“Es una gran satisfacción ver que zonas de gran valor biológico se han protegido al fin. Es un importante paso para reforzar el compromiso de España para crear una red de ecosistemas resilientes en el medio marino. Con esta ampliación, la superficie marina protegida en España alcanza el 22,45%, acercándose al 25% comprometido por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para finales de 2025, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos. Sin embargo, la tarea pendiente sigue siendo la gestión adecuada de todas estas áreas para evitar que actividades destructivas, como la pesca de arrastre, tengan lugar en su interior” explica Michael Sealey, asesor político de Oceana en Europa.
Oceana ha estudiado estas zonas extensamente a través de expediciones y luchado por su protección a lo largo de los años. Por ejemplo, en los montes submarinos del Canal de Mallorca la organización ha llevado a cabo varias campañas de exploración con un robot submarino y su catamarán de investigación, además de registrar imágenes y estudiar muestras biológicas. En el Cabo de Palos, Oceana fue pionera en documentar los fondos marinos entre los que se encontraban especies de corales blandos y jardines de gorgonias, además de descubrir una nueva especie de foraminífero gigante.
“Las zonas designadas son de una gran riqueza biológica, muchas de ellas conocidas por ser pulmones de biodiversidad debajo del agua y albergar especies vulnerables y hábitats sensibles. Gracias a nuestras expediciones y a la comunidad científica ahora sabemos más sobre estos ecosistemas, lo cual refuerza la necesidad expresa de protegerlos” comenta Ricardo Aguilar, director de expediciones de Oceana.
El anuncio de las seis áreas marinas protegidas se enmarca en el proyecto europeo LIFE INTEMARES y contribuye al cumplimiento de la Estrategia de Biodiversidad de la UE para 2030 y los compromisos nacionales de protección del océano. Estas zonas nuevamente designadas no sólo protegen a ecosistemas marinos, también benefician a comunidades costeras y favorecen la transición hacia un modelo de pesca sostenible.
Próximamente, estas zonas tendrán que ser aprobadas por la Comisión Europea para pasar a formar parte de la Red Natura 2000. A partir de ese momento, España tendrá seis años para implementar planes de gestión adecuados para proteger los valores naturales de estos puntos clave. Hasta que esto no se produzca, el Gobierno deberá establecer medidas precautorias para asegurar que los hábitats y las especies en estas zonas no sufren los impactos negativos de todas las actividades humanas destructivas.
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