Medio Ambiente informa de las medidas que mitigarán los malos olores de la planta de lodos en la Costa de la Calma

Implantar en verano del año 2020 un sistema de sensores electrónicos de olores, análogo al de la zona de Son Reus, potenciar la comunicación entre vecinos y Consell, protocololizar junto con la concesionaria, los trabajos a llevar a cabo en las plantas en función de las condiciones meteorológicas para minimizar las emisiones de malos olores, y remover con más frecuencia los materiales tratados en esta instalación para reducir los procesos de fermentación aeróbica, son las medidas que el Consejo de Mallorca pondrá en marcha para mitigar los malos olores en esta zona del poniente mallorquín.

La consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Aurora Ribot, ha comunicado hoy a los portavoces municipales y vecinales del Ayuntamiento de Calvià y Costa de la Calma las actuaciones que, de manera inmediata, asumirá el Consell de Mallorca para dar respuesta a las reclamaciones de estos colectivos sociales.

"Hasta el cierre definitivo de la planta pondremos en marcha medidas reductoras de los efectos de los olores en la zona", aseguró Ribot. La titular del departamento, la directora insular de Residuos, Patricia Arbona, y el jefe de servicio Pedro Torres han detallado los diversos representantes municipales y vecinales las formulas que conducirán a la progresiva desaparición de este problema.

La planta de transferencia de Calvià trata a fecha de hoy alrededor de 7.000 toneladas de lodos, un 10% de las 70.000 toneladas totales en Mallorca. Al periodo de enero a julio de 2019 el tratamiento de lodos en estas instalaciones se ha reducido más de un 40% respecto al mismo período del año anterior.

El sistema de sensores electrónicos de olores permitirá una medida exhaustiva de los índices de dichas emisiones, condición previa para reducir sus efectos entre la población. La concejala de Medio Ambiente, Transición Ecológica y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Calvià, Marga Plomer, garantizó la colaboración de los vecinos para notificar todas las posibles molestias, para que los responsables del servicio insular de residuos eviten determinados tratamientos en función de las condiciones meteorológicas.