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Seguridad en las playas ante el Coronavirus

Seguridad en las playas ante el Coronavirus

Actualizado el 23/05/2020 08:15                Compartir

La principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 en playas, ríos, lagos y piscinas es a través de secreciones respiratorias que se generan con la tos y los estornudos y el contacto de persona a persona, por lo que deben mantenerse las recomendaciones generales relativas a cualquier otro lugar.

Las playas pueden ser infectadas por las masas de agua contiguas (mar, río, etc.) en las que se han vertidos aguas fecales, así como por bañistas infectados. La probabilidad de encontrar virus infecciosos en las aguas residuales tratadas es baja y la dilución en grandes masas de agua disminuye aún más este riesgo, por lo que la fracción que pueda alcanzar las playas y riberas es reducida.
La principal arma contra el virus es el distanciamiento social y la playa es un lugar donde se debe ser aun más precavido por la facilidad de aglomeraciones y riesgos añadidos.
Se debe controlar la capacidad de bañistas en la playa y organizar los accesos, y las salidas para evitar aglomeraciones.
Las zonas de hamacas y sombrillas se tendán que marcar y delimitar con un control en la cantidad para poder asegurar que ha sido limpiado y desinfectado.
No es recomendable la desinfección de los suelos de espacios naturales con los procedimientos habituales para espacios públicos urbanos. Cualquier forma de desinfección de la arena de la playa debe ser respetuosa con el medio ambiente.

Piscinas de verano (abiertas)
En cuanto a la utilización de instalaciones destinadas al baño y actividades acuáticas en general, se deben seguir las indicaciones técnico-sanitarias de las normativas vigentes junto con las recomendaciones habituales en la actualidad de lavado de manos y cara con jabón (siendo preferible llevarlo a cabo en la ducha previo al ingreso en la piscina). Asimismo,se deben asegurar las condiciones higiénicas de las zonas aledañas con desinfección estándar basada en limpieza frecuente con lejía diluida u otros desinfectantes permitidos. Según el CDC (CDC, 2020a), los métodos convencionales de tratamiento de agua que usan filtración y desinfección, como los de la mayoría de los sistemas municipales de agua potable, deben eliminar o inactivar el SERS-CoV-2.“No hay evidencia de que el virus que causa COVID-19 pueda transmitirse a las personas a través del agua en piscinas, jacuzzis, spas o áreas de juego con agua. El funcionamiento y mantenimiento adecuados (incluida la desinfección con cloro o bromo) de estas instalaciones deberían inactivar el virus en el agua.”

Por otra parte, puede producirse contaminación de las playas y riberas por las gotitas emitidas por personas infectadas, así como por sus heces y orina. El SARS-CoV era capaz de sobrevivir en suero, esputo diluido 1:20 y heces durante al menos 96 h, y que podía permanecer vivo en la orinad urante al menos 72 h con un nivel bajo de infectividad. Demostraron que la supervivencia de este virus en distintas superficies y en el agua eran similares, con una reducción de la infectividad después de 72 a 96 h de exposición.
La probabilidad de que arenas o tierras infectadas alcancen las manos y posteriormente boca, nariz u ojos de algún bañista es baja pero no inexistente. Aun así, se recuerda de nuevo que el mayor riesgo de contagio reside en romper el distanciamiento interpersonal. Un aspecto importante es la posible inactivación de los virus por la radiación solar. La radiación llamada UVC (200 -280 nm), es muy eficiente en la inactivación de los virus pues coincide con el máximo de absorción de los ácidos nucleicos (en 254 nm). Varios estudios demuestran la eficaz inactivación de numerosos virus con tiempos de exposición que dependen de la dosis de radiación.

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