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Baleares es la Comunidad Autónoma que tiene más problemas para conciliar la vida familiar y laboral

Baleares es la Comunidad Autónoma que tiene más problemas para conciliar la vida familiar y laboral

Actualizado el 05/06/2019 14:03                Compartir

El Instituto Balear de la Familia (IBFamilia) constata que el probármela de la conciliación es una de las necesidades más prioritarias en las familias de Baleares . En los últimos veinte años, se han sucedido las iniciativas políticas, empresariales y sociales para ‘solucionar’ el problema de la conciliación entre la vida laboral y familiar. Lejos de encontrar soluciones apropiadas parece que nos encontramos con nuevos y más complejos problemas, contradicciones y paradojas.

En realidad, el problema de la conciliación no es uno solo sino varios. No depende sólo de familia y trabajo. De hecho, las dimensiones del problema parecen multiplicarse pues lo que comenzó como un problema específico del ámbito laboral incluye hoy aspectos culturales, educativos, económicos, etc. Su aspecto depende del punto de vista desde el que se observe, de las estrategias que se pongan en marcha para solucionarlo y de los objetivos que tales estrategias promuevan.

La conciliación como problema para las familias

Desde el punto de vista de las familias, el problema de la conciliación aparece principalmente como un problema de tiempo, de estrés y de percibida o real incompatibilidad entre las exigencias del trabajo profesional y las necesidades de la realidad familiar: la escasez de tiempo para cuidar y educar a los hijos, la escasez de tiempo para atender las personas mayores y dependientes a cargo (Tasa de dependencia menores de 16 años en Baleares 24,77% y en mayores de 65 años el 20,9%); la escasez de tiempo para atender las tareas del hogar (3,59 horas en mujeres y 2,2 horas en hombres en Baleares) ; el aumento del estrés como consecuencia de la dificultad para atender a estas expectativas; el incremento de tensión y conflictos familiares como consecuencia del estrés acumulado; y, también, el aumento de enfermedades físicas y psíquicas derivadas de estas situaciones de dificultad y estrés.

En la competitiva sociedad actual, las familias tienen dificultades evidentes para hacer compatibles los requerimientos del ámbito laboral con las aspiraciones del propio proyecto de vida.

La conciliación como problema empresarial

Desde el punto de las empresas, la conciliación entre la vida laboral y familiar es también un problema importante. Para las empresas, las exigencias de la conciliación se manifiestan de diversas formas. Entre ellas se cuenta, en primer lugar, el elevado absentismo por asuntos familiares. También se menciona con frecuencia el menor rendimiento o productividad por preocupaciones relacionadas con la propia familia (que incluyen la atención a menores y dependientes pero también la necesidad de gestionar los imprevistos, los problemas de educación o de salud, la tensión y el estrés, o incluso la separación o el divorcio).

La conciliación como problema político

Desde los poderes públicos el reto de la conciliación se percibe también como un problema, pero con dimensiones y prioridades distintas. Los gobiernos son cada vez más conscientes de que deben atender a cuestiones relacionadas con la conciliación trabajo-familia que exceden la capacidad (o el interés) de las empresas o las propias familias y que entran a formar parte de

los sistemas de bienestar social .

Por una parte, es motivo de preocupación la escasa índice de fecundidad (en Baleares, 1,23 hijos por mujer). Este índice está situado desde hace tiempo por debajo del límite de reemplazo generacional. Como es sabido, las encuestas muestran repetidamente que las familias desearían tener un número de hijos mayor que el que de hecho tienen. Sin embargo, las condiciones del mercado laboral se lo impiden. Desde el punto de vista del gobierno, la escasa natalidad preocupa, sobre todo, por el consiguiente envejecimiento de la población, y por tanto, por el aumento del gasto sanitario y de seguridad social, y por la sostenibilidad del sistema de pensiones.

La conciliación como problema cultural

La cuestión de la conciliación trabajo-familia contiene y refleja también un problema cultural. El modo en que se entienden y se atienden las necesidades de conciliación tiene estrecha relación con el modo en que se entiende la igualdad y la corresponsabilidad en las relaciones familiares, muy en particular, la distribución de tareas en el hogar y la atención de las obligaciones familiares.

En concreto, los datos sobre el uso del tiempo y la dedicación a las tareas de hogar indican una gran diferencia entre varones y mujeres. Como hemos mencionado , son también las mujeres las que mayoritariamente cuidan de los menores y las personas dependientes. Por estas razones, son también las mujeres las que tienen en mayor medida ocupaciones a tiempo parcial (en Baleares el 20,5 % de mujeres frente al 10,5% en hombres)y las que soportan habitualmente la carga de la conciliación, hasta el punto de que se ha podido calificar a la conciliación como un ‘problema femenino’. Esta es la situación que se denuncia hoy en términos culturales como un anacronismo que se debe superar. Se abre camino al término ‘corresponsabilidad’ como denominación de un modelo de distribución del tiempo y de la dedicación al trabajo y a la familia más igualitario entre varones y mujeres

Estrategias de conciliación en las familias

En Baleares, para muchas familias, conciliar significa todavía encontrar arreglos privados, en permanente revisión, frente a las demandas contradictorias del mundo del trabajo y de la esfera doméstica. Entre estos ‘arreglos privados’ se cuentan principalmente estos: el retraso de la maternidad (en Baleares a los 31,21 años); la disminución del número de hijos (de 1,35 en 2009 a 1,25 en 2018); el recurso a la ayuda de otros familiares, sobre todo de las abuelas (sólo el 8% de familias utilizan servicios para cuidados de los hijos); la reducción de la jornada laboral (el 4,6% de mujeres en Baleares tienen esa flexibilidad), lo que suele llevar consigo la reducción también de ingresos, de posibilidades de desarrollo y carrera profesional.

En general, el peso de estas ‘estrategias’ recae mayoritariamente en las mujeres. De acuerdo con diversos estudios, lo que más ayuda a las madres trabajadoras a hacer familia y empleo compatibles es, por este orden: la ayuda de su propia madre, la ayuda de su marido o de otros miembros de su familia; vivir cerca del trabajo o del colegio de los niños; la ayuda doméstica

remunerada, los servicios que ofrece el centro

La participación de los varones en las ‘estrategias familiares’ de conciliación es creciente en estos últimos años pero aún muy escasa en términos comparativos.

Estrategias de conciliación en las empresas

El número de empresas públicas y privadas que ponen medidas de conciliación a disposición de sus empleados no ha hecho sino aumentar en los últimos años.

Las medidas que adoptan las empresas con mayor frecuencia son aquellas que persiguen como objetivos específicos los siguientes: flexibilizar el tiempo de trabajo mediante la adaptación de los horarios a las circunstancias personales, del calendario o del turno de trabajo; flexibilizar el lugar del trabajo, con medidas como el teletrabajo, las videoconferencias y otras tecnologías;

permisos adaptados a las necesidades reales de los empleados; servicios como guarderías o centros de día, etc.; ayudas económicas por nacimiento de un hijo, seguros y otros beneficios extrasalariales de diverso tipo.

Estrategias políticas en relación con la conciliación

Se han impulsado diversas políticas específicas de conciliación, basadas principalmente en dos tipos de actuaciones: servicios de atención a la vida diaria; y permisos laborales para el cuidado de niños pequeños y de personas dependientes.

Según la Comisión Europea, “las políticas de conciliación son la respuesta clave a los retos económicos y demográficos a largo plazo, y se deben exigir como medio para estimular el crecimiento”.

Estrategias culturales en relación con la conciliación

Los partidos políticos y también múltiples organizaciones y actores de la sociedad civil son conscientes de que las políticas de conciliación sostienen determinados intereses y valores culturales. En este contexto, queda claro que el objetivo de las políticas de la UE es la creación de una sociedad de ‘dos sustentadores’ con el apoyo de servicios de cuidado garantizados por el Estado. Es un objetivo que sostiene y refuerza un modelo de convivencia en el que hombres y mujeres tienen empleo a tiempo completo y la atención y cuidado de niños pequeños y personas dependientes se organiza socialmente

Un riesgo evidente es que la ideología se imponga a la realidad y el Estado termine por sustituir a las familias a las que dice que quiere ayudar. Por eso, es muy importante que el Estado respete los principios de solidaridad y de subisidiaridad. Es decir, por un lado, el Estado debe ayudar más a aquellas familias que tienen más necesidad. Por otro, el Estado no debe asumir las tareas y responsabilidades que son propias de la familia, y no debe imponer criterios ajenos a los que cada familia debe decidir por sí misma.

En síntesis, en las estrategias de conciliación confluyen diversos sujetos e intereses sociales, económicos, culturales y políticos.

¿Qué es lo que de verdad necesitan las familias? ¿Cómo se les puede ayudar? ¿Cómo quieren que se les ayude? Las políticas de conciliación deberían comenzar por averiguar cuáles son, de hecho, las necesidades y demandas concretas de las familias hoy. Con este punto de referencia, las soluciones empresariales, políticas y culturales pueden lograr un mejor equilibrio entre las exigencias funcionales a que están sometidas y la necesaria contribución a una sociedad sostenible.


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