Economía
La economía de Balears experimenta un rebote del 26,5% durante el segundo trimestre

La economía de Balears experimenta un rebote del 26,5% durante el segundo trimestre

Actualizado el 16/09/2021 14:14                Compartir

La Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB) ha hecho público en el día de hoy el informe de “Evolución Económica” correspondiente al segundo trimestre de 2021, en el que señala que la economía de las islas ha marcado en el segundo trimestre un punto de inflexión, el cual da el pistoletazo de salida al tan ansiado, como necesario proceso de recuperación. De recuperación de los niveles previos a la pandemia, pero sobre todo de los daños causados por tantos meses de paralización sobre el tejido productivo y, consecuentemente, sobre las rentas.

Desde la perspectiva agregada, el valor añadido bruto no agrario de Balears ha cerrado el segundo cuarto del año con un incremento real del 26,5% respecto del mismo periodo del ejercicio anterior. Una tasa que recoge, sin duda, los primeros intentos de apertura de la actividad en un marco de desescalada gradual de las restricciones para el control de la pandemia, así como un importante efecto base que contrasta notablemente con el signo negativo que había teñido el marcador interanual de las islas hasta el trimestre anterior (-19,6%). Así las cosas, la economía balear ha entrado, técnicamente, en fase de expansión, pues más de la mitad de los indicadores de actividad representativos crecen (67,4% vs 22,2%, 1º trim.) y/o se aceleran (81,4% vs 37,8%, 1º trim.).

El balance trimestral recoge la vuelta de los servicios a la escena económica de las islas

La actividad ha rebotado durante el segundo trimestre en todos los sectores, si bien Carmen Planas destaca que “el giro positivo que han dado los servicios desde la apertura perimetral del archipiélago en el mes de abril y la ampliación de franjas horarias y aforos en los espacios comerciales, de restauración, culturales, etc.” De este modo, el valor añadido de los servicios ha repuntado un 28% (vs -22,1%, 1º trim.), el primer marcador en positivo de los últimos cinco trimestres. Este comportamiento deja entrever que el valor añadido del sector se mantiene en torno a una quinta parte por debajo del nivel prepandemia (-20,4%), un gap que se manifiesta como el más acentuado respecto al resto de esferas productivas y que evidencia el camino de recuperación que es necesario embestir durante la última mitad del año.

Por su parte, la industria ha conseguido situar la mayoría de sus indicadores en terreno positivo, con un valor añadido que ha registrado un incremento interanual del 16,3% durante el segundo cuarto del año (vs -7%, 1º trim.). El secundario ha iniciado, así, en las islas su andadura hacia la recuperación y ha marcado en el ecuador del ejercicio un gap ligeramente superior a una décima parte del valor añadido prepandemia (-11,1%).

Paralelamente, la construcción ha cerrado el segundo trimestre con un incremento real del valor añadido bruto del 20,5% (vs -5,4%, 1º trim.), tasa con la que la actividad del sector se ha prácticamente normalizado. El último balance trimestral sitúa a menos de un 5% el gap respecto a los niveles prepandemia, el más reducido del tejido no agrario de Balears.

En conjunto, la traslación de la apertura de la actividad al ámbito laboral ha derivado en una moderación del descenso de la afiliación de trabajadores a la Seguridad Social (-1,7% vs -5,5%, 1º trim.), registro que ha remontado por primera vez en junio (6,6% vs -8,1%, abril). El comportamiento del empleo, que ha situado el contingente de ocupados en alta tan solo una décima parte por debajo del nivel prepandemia, ha respondido a la recuperación del pulso del tejido empresarial que, también en junio, ha conseguido situar su trayectoria en terreno positivo (3,5% vs -3,1%, abril).

Consumo e inversión empiezan a calentar motores

La demanda agregada de las islas ha puesto de relieve en el ecuador del ejercicio un mayor apoyo de los principales componentes de la demanda interna, como son el consumo y la inversión. Y es que, la desescalada de las restricciones a la actividad y la movilidad ha permitido empezar a materializar parte de los planes que las familias mantenían hace ya largo tiempo en el tintero, mientras que las perspectivas empresariales han reflotado en un clima de apertura e incertidumbre difícil de disociar.

El consumo privado ha experimentado durante el segundo trimestre del año un repunte real del 32,3% (vs -22,3%, 1º trim.) y se ha erigido en la facción más dinámica del cuadro macroeconómico balear. Esta cuestión se explica, en buena parte, por el efecto base derivado de la intensa afectación a la baja que el gasto privado encajó un año atrás, cuando todo tipo de actividad no esencial permanecía paralizada y lega, en todo caso, un gap pendiente de recuperar cercano a una sexta parte del nivel prepandemia (-16%).

Sin duda, la apertura perimetral del archipiélago fue decisiva, en abril, para estimular el consumo interno y retornar, así, la contribución del gasto de los no residentes al balance trimestral. Desde esta perspectiva, el gasto turístico ha sido 27 veces superior al contabilizado un año atrás, ante una afluencia de visitantes que se ha multiplicado prácticamente por 20. Estas cifras han sido todavía más acusadas en el segmento internacional, tanto en términos de desembolso –que se ha multiplicado por 45,5–, como de afluencia –que ha sido 40,9 veces superior–. Pese a ello, cabe señalar que las cifras contabilizadas se han seguido situando en niveles muy inferiores a los habituales para el gasto turístico que, con un importe total de 1.496 millones de euros, ha seguido distando de los más de 5.000 de dos años atrás. Con todo, cabe señalar que las islas han sido la comunidad autónoma turística que ha recuperado la mayor fracción del gasto de los visitantes internacionales (26,5%), seguida de la Comunidad Valenciana (22,1%) y Canarias (18,2%) y a una notable distancia de Cataluña (11,2%), la región que, en volumen, habitualmente encabezaba la distribución.

Mientras tanto, la inversión ha repuntado durante el segundo trimestre a un ritmo interanual del 22,7%, tasa que revierte el signo negativo del periodo anterior (-14,7%) y pone de manifiesto un gap cercano a una quinceava parte del nivel prepandemia (-6,7%). Y es que, la apertura progresiva y sostenida de la actividad ha insuflado las primeras dosis de confianza a la formulación de las expectativas empresariales, al mismo tiempo que, a estas alturas de la pandemia, la capacidad de aproximar con una mayor claridad el margen financiero disponible es ya muy elevada. Todo ello, junto con la seguridad transmitida por la autoridad monetaria europea, respecto al mantenimiento de los tipos de interés en niveles históricamente bajos, ha empezado a abrir las puertas al capital, no tanto para incrementar la capacidad disponible –todavía infrautilizada en este punto de la desescalada–, sino para apostar por nuevas capacidades, relacionadas mayormente con la digitalización, el talento y la transición ecológica.

En este contexto, si bien la inversión productiva ha dado las primeras señalas de reactivación, la inversión en construcción ha mostrado menos reticencias y ha alcanzado su momentum durante el segundo trimestre del año. De acuerdo con las cifras disponibles, el presupuesto de ejecución vinculado a los proyectos de construcción visados durante los meses de abril y mayo ha experimentado un notable rebote (89,5% vs -42,1%, 1º trim.) que ha sido generalizado para todos los tipos de obra y tipos de uso. Sin embargo, destaca una clara preferencia por los proyectos residenciales de obra nueva (98,7%), los cuales se han visado por un importe que supera en un 32,8% el nivel prepandemia. En conjunto, el capital orientado al inmobiliario percibe un retorno seguro y el presupuesto medio por edificio visado en los proyectos residenciales supera en un 10,4% el de las obras planificadas dos años atrás, mientras que se multiplica por 2,2 veces en el caso de los proyectos no residenciales.

El inicio del proceso de recuperación alcanza todas las islas

Menorca ha seguido aprovechando durante el segundo trimestre su mejor situación epidemiológica para ir un paso por delante del resto del archipiélago en el proceso de desescalada e impulsar, así, su balance económico trimestral. De este modo, la economía menorquina ha repuntado durante el segundo cuarto del año un 28,5% respecto del mismo periodo del ejercicio anterior (vs -17,3%, 1º trim.), tasa que arroja, por cuarto trimestre consecutivo, un balance más favorable que los de Eivissa-Formentera (27,9% vs -20,2%, 1º trim.) y Mallorca (26,4% vs -20,2%, 1º trim.). Así las cosas, Menorca se postula, nuevamente, como el territorio que se encuentra más cerca de recuperar los niveles de actividad previos (-17,4%), ligeramente por delante de Mallorca (-17,6%) y, sobre todo, de Pitiüses (-23,6%).

En este contexto, desde el punto de vista de la oferta, el mejor comportamiento de la economía menorquina se ha fraguado, principalmente, en los servicios, si bien el sector de la construcción ha exhibido, también en Menorca, un desempeño más favorable que en el resto de las islas. Prueba de ello, es que el sector servicios menorquín se ha erigido en el único capaz de generar empleo en todo el archipiélago (3,1% vs -0,4%, Pitiüses), impulsado, especialmente, por un mejor comportamiento relativo en el ámbito de la restauración (10,6% vs 2,5%, Pitiüses), el transporte (2,6% vs -3,8%, Pitiüses) o las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (1,6% vs -9,9%, Pitiüses).

Y es que, Menorca ha conseguido recuperar, entre los meses de abril y junio, cerca de un tercio de la afluencia turística registrada en el mismo período de 2019 (32,5% vs 21,9%, 1º trim.), impulsada, principalmente, por el buen tono del turismo nacional, que ha recuperado más de dos tercios de los visitantes (67,6% vs 22,2%, 1º trim.) y más de tres cuartas partes de los ingresos turísticos previos a la pandemia (81,8% vs 27,7%, 1º trim.).

El balance anual descansa, en buena parte, en apurar el tramo final del ejercicio

El Fondo Monetario Internacional ha revisado en julio las previsiones de crecimiento emitidas el pasado mes de abril teniendo cuenta como factores distintivos entre países y regiones del mundo el acceso y desarrollo de la vacunación, así como la implementación de programas y medidas de apoyo fiscal a empresas y familias. Concretamente, en el caso de España, se recorta el crecimiento esperado para este año en dos décimas respecto de la previsión anterior (6,2%) y, por el contrario, se refuerza en 1,1 puntos porcentuales la del ejercicio siguiente (5,8%). Se refleja, así, la apuesta por un rebote económico que terminaría de consumarse en la recta final del ejercicio, con un efecto arrastre al siguiente que permitiría recuperar los niveles prepandemia en el primer trimestre de 2022.

A la incertidumbre reinante se une a la mejora de las expectativas de un tejido que, como el balear, ha trabajado para mejorar las cifras de un año atrás. Tan solo a título ilustrativo, el segundo semestre ha comenzado recuperando los centros de cotización de empresas, así como el volumen de contratación de trabajadores que en julio han alcanzado a cubrir alrededor de nueve décimas partes del último registro prepandemia (92,1% y 89,2%, respectivamente).

En estos momentos, sin perjuicio del ingreso de las ayudas directas a las empresas, por un importe total de 855 millones de euros, las empresas de Balears, explica Carmen Planas “requerimos ser partícipes de los proyectos de reformulación auspiciados por el Plan de Recuperación y Resiliencia del Gobierno de España”. El Plan fue avalado, el pasado 16 de junio, por la Comisión Europea. Y es que ambiciosos objetivos de digitalización y sostenibilidad están penetrando, de cada vez más, en la agenda de recuperación de las compañías del archipiélago. Porque después del rebote, llega el momento de pensar a invertir en el futuro.

La Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB) ha hecho público en el día de hoy el informe de “Evolución Económica” correspondiente al segundo trimestre de 2021, en el que señala que la economía de las islas ha marcado en el segundo trimestre un punto de inflexión, el cual da el pistoletazo de salida al tan ansiado, como necesario proceso de recuperación. De recuperación de los niveles previos a la pandemia, pero sobre todo de los daños causados por tantos meses de paralización sobre el tejido productivo y, consecuentemente, sobre las rentas.

Desde la perspectiva agregada, el valor añadido bruto no agrario de Balears ha cerrado el segundo cuarto del año con un incremento real del 26,5% respecto del mismo periodo del ejercicio anterior. Una tasa que recoge, sin duda, los primeros intentos de apertura de la actividad en un marco de desescalada gradual de las restricciones para el control de la pandemia, así como un importante efecto base que contrasta notablemente con el signo negativo que había teñido el marcador interanual de las islas hasta el trimestre anterior (-19,6%). Así las cosas, la economía balear ha entrado, técnicamente, en fase de expansión, pues más de la mitad de los indicadores de actividad representativos crecen (67,4% vs 22,2%, 1º trim.) y/o se aceleran (81,4% vs 37,8%, 1º trim.).

El balance trimestral recoge la vuelta de los servicios a la escena económica de las islas

La actividad ha rebotado durante el segundo trimestre en todos los sectores, si bien Carmen Planas destaca que “el giro positivo que han dado los servicios desde la apertura perimetral del archipiélago en el mes de abril y la ampliación de franjas horarias y aforos en los espacios comerciales, de restauración, culturales, etc.” De este modo, el valor añadido de los servicios ha repuntado un 28% (vs -22,1%, 1º trim.), el primer marcador en positivo de los últimos cinco trimestres. Este comportamiento deja entrever que el valor añadido del sector se mantiene en torno a una quinta parte por debajo del nivel prepandemia (-20,4%), un gap que se manifiesta como el más acentuado respecto al resto de esferas productivas y que evidencia el camino de recuperación que es necesario embestir durante la última mitad del año.

Por su parte, la industria ha conseguido situar la mayoría de sus indicadores en terreno positivo, con un valor añadido que ha registrado un incremento interanual del 16,3% durante el segundo cuarto del año (vs -7%, 1º trim.). El secundario ha iniciado, así, en las islas su andadura hacia la recuperación y ha marcado en el ecuador del ejercicio un gap ligeramente superior a una décima parte del valor añadido prepandemia (-11,1%).

Paralelamente, la construcción ha cerrado el segundo trimestre con un incremento real del valor añadido bruto del 20,5% (vs -5,4%, 1º trim.), tasa con la que la actividad del sector se ha prácticamente normalizado. El último balance trimestral sitúa a menos de un 5% el gap respecto a los niveles prepandemia, el más reducido del tejido no agrario de Balears.

En conjunto, la traslación de la apertura de la actividad al ámbito laboral ha derivado en una moderación del descenso de la afiliación de trabajadores a la Seguridad Social (-1,7% vs -5,5%, 1º trim.), registro que ha remontado por primera vez en junio (6,6% vs -8,1%, abril). El comportamiento del empleo, que ha situado el contingente de ocupados en alta tan solo una décima parte por debajo del nivel prepandemia, ha respondido a la recuperación del pulso del tejido empresarial que, también en junio, ha conseguido situar su trayectoria en terreno positivo (3,5% vs -3,1%, abril).

Consumo e inversión empiezan a calentar motores

La demanda agregada de las islas ha puesto de relieve en el ecuador del ejercicio un mayor apoyo de los principales componentes de la demanda interna, como son el consumo y la inversión. Y es que, la desescalada de las restricciones a la actividad y la movilidad ha permitido empezar a materializar parte de los planes que las familias mantenían hace ya largo tiempo en el tintero, mientras que las perspectivas empresariales han reflotado en un clima de apertura e incertidumbre difícil de disociar.

El consumo privado ha experimentado durante el segundo trimestre del año un repunte real del 32,3% (vs -22,3%, 1º trim.) y se ha erigido en la facción más dinámica del cuadro macroeconómico balear. Esta cuestión se explica, en buena parte, por el efecto base derivado de la intensa afectación a la baja que el gasto privado encajó un año atrás, cuando todo tipo de actividad no esencial permanecía paralizada y lega, en todo caso, un gap pendiente de recuperar cercano a una sexta parte del nivel prepandemia (-16%).

Sin duda, la apertura perimetral del archipiélago fue decisiva, en abril, para estimular el consumo interno y retornar, así, la contribución del gasto de los no residentes al balance trimestral. Desde esta perspectiva, el gasto turístico ha sido 27 veces superior al contabilizado un año atrás, ante una afluencia de visitantes que se ha multiplicado prácticamente por 20. Estas cifras han sido todavía más acusadas en el segmento internacional, tanto en términos de desembolso –que se ha multiplicado por 45,5–, como de afluencia –que ha sido 40,9 veces superior–. Pese a ello, cabe señalar que las cifras contabilizadas se han seguido situando en niveles muy inferiores a los habituales para el gasto turístico que, con un importe total de 1.496 millones de euros, ha seguido distando de los más de 5.000 de dos años atrás. Con todo, cabe señalar que las islas han sido la comunidad autónoma turística que ha recuperado la mayor fracción del gasto de los visitantes internacionales (26,5%), seguida de la Comunidad Valenciana (22,1%) y Canarias (18,2%) y a una notable distancia de Cataluña (11,2%), la región que, en volumen, habitualmente encabezaba la distribución.

Mientras tanto, la inversión ha repuntado durante el segundo trimestre a un ritmo interanual del 22,7%, tasa que revierte el signo negativo del periodo anterior (-14,7%) y pone de manifiesto un gap cercano a una quinceava parte del nivel prepandemia (-6,7%). Y es que, la apertura progresiva y sostenida de la actividad ha insuflado las primeras dosis de confianza a la formulación de las expectativas empresariales, al mismo tiempo que, a estas alturas de la pandemia, la capacidad de aproximar con una mayor claridad el margen financiero disponible es ya muy elevada. Todo ello, junto con la seguridad transmitida por la autoridad monetaria europea, respecto al mantenimiento de los tipos de interés en niveles históricamente bajos, ha empezado a abrir las puertas al capital, no tanto para incrementar la capacidad disponible –todavía infrautilizada en este punto de la desescalada–, sino para apostar por nuevas capacidades, relacionadas mayormente con la digitalización, el talento y la transición ecológica.

En este contexto, si bien la inversión productiva ha dado las primeras señalas de reactivación, la inversión en construcción ha mostrado menos reticencias y ha alcanzado su momentum durante el segundo trimestre del año. De acuerdo con las cifras disponibles, el presupuesto de ejecución vinculado a los proyectos de construcción visados durante los meses de abril y mayo ha experimentado un notable rebote (89,5% vs -42,1%, 1º trim.) que ha sido generalizado para todos los tipos de obra y tipos de uso. Sin embargo, destaca una clara preferencia por los proyectos residenciales de obra nueva (98,7%), los cuales se han visado por un importe que supera en un 32,8% el nivel prepandemia. En conjunto, el capital orientado al inmobiliario percibe un retorno seguro y el presupuesto medio por edificio visado en los proyectos residenciales supera en un 10,4% el de las obras planificadas dos años atrás, mientras que se multiplica por 2,2 veces en el caso de los proyectos no residenciales.

El inicio del proceso de recuperación alcanza todas las islas

Menorca ha seguido aprovechando durante el segundo trimestre su mejor situación epidemiológica para ir un paso por delante del resto del archipiélago en el proceso de desescalada e impulsar, así, su balance económico trimestral. De este modo, la economía menorquina ha repuntado durante el segundo cuarto del año un 28,5% respecto del mismo periodo del ejercicio anterior (vs -17,3%, 1º trim.), tasa que arroja, por cuarto trimestre consecutivo, un balance más favorable que los de Eivissa-Formentera (27,9% vs -20,2%, 1º trim.) y Mallorca (26,4% vs -20,2%, 1º trim.). Así las cosas, Menorca se postula, nuevamente, como el territorio que se encuentra más cerca de recuperar los niveles de actividad previos (-17,4%), ligeramente por delante de Mallorca (-17,6%) y, sobre todo, de Pitiüses (-23,6%).

En este contexto, desde el punto de vista de la oferta, el mejor comportamiento de la economía menorquina se ha fraguado, principalmente, en los servicios, si bien el sector de la construcción ha exhibido, también en Menorca, un desempeño más favorable que en el resto de las islas. Prueba de ello, es que el sector servicios menorquín se ha erigido en el único capaz de generar empleo en todo el archipiélago (3,1% vs -0,4%, Pitiüses), impulsado, especialmente, por un mejor comportamiento relativo en el ámbito de la restauración (10,6% vs 2,5%, Pitiüses), el transporte (2,6% vs -3,8%, Pitiüses) o las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (1,6% vs -9,9%, Pitiüses).

Y es que, Menorca ha conseguido recuperar, entre los meses de abril y junio, cerca de un tercio de la afluencia turística registrada en el mismo período de 2019 (32,5% vs 21,9%, 1º trim.), impulsada, principalmente, por el buen tono del turismo nacional, que ha recuperado más de dos tercios de los visitantes (67,6% vs 22,2%, 1º trim.) y más de tres cuartas partes de los ingresos turísticos previos a la pandemia (81,8% vs 27,7%, 1º trim.).

El balance anual descansa, en buena parte, en apurar el tramo final del ejercicio

El Fondo Monetario Internacional ha revisado en julio las previsiones de crecimiento emitidas el pasado mes de abril teniendo cuenta como factores distintivos entre países y regiones del mundo el acceso y desarrollo de la vacunación, así como la implementación de programas y medidas de apoyo fiscal a empresas y familias. Concretamente, en el caso de España, se recorta el crecimiento esperado para este año en dos décimas respecto de la previsión anterior (6,2%) y, por el contrario, se refuerza en 1,1 puntos porcentuales la del ejercicio siguiente (5,8%). Se refleja, así, la apuesta por un rebote económico que terminaría de consumarse en la recta final del ejercicio, con un efecto arrastre al siguiente que permitiría recuperar los niveles prepandemia en el primer trimestre de 2022.

A la incertidumbre reinante se une a la mejora de las expectativas de un tejido que, como el balear, ha trabajado para mejorar las cifras de un año atrás. Tan solo a título ilustrativo, el segundo semestre ha comenzado recuperando los centros de cotización de empresas, así como el volumen de contratación de trabajadores que en julio han alcanzado a cubrir alrededor de nueve décimas partes del último registro prepandemia (92,1% y 89,2%, respectivamente).

En estos momentos, sin perjuicio del ingreso de las ayudas directas a las empresas, por un importe total de 855 millones de euros, las empresas de Balears, explica Carmen Planas “requerimos ser partícipes de los proyectos de reformulación auspiciados por el Plan de Recuperación y Resiliencia del Gobierno de España”. El Plan fue avalado, el pasado 16 de junio, por la Comisión Europea. Y es que ambiciosos objetivos de digitalización y sostenibilidad están penetrando, de cada vez más, en la agenda de recuperación de las compañías del archipiélago. Porque después del rebote, llega el momento de pensar a invertir en el futuro.


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