Economía
El absentismo laboral crece en Balears si bien fue la comunidad con menor incidencia en 2018

El absentismo laboral crece en Balears si bien fue la comunidad con menor incidencia en 2018

Actualizado el 17/07/2019 11:22                Compartir

Balears fue, en 2018, la Comunidad Autónoma que registró una menor tasa de absentismo laboral con una pérdida media anual por trabajador de 43,6 horas anuales, según ha resaltado Javier Blasco de Luna, director de Asesoría Jurídica del Grupo Adecco, en la jornada que bajo el título ‘Absentismo laboral. Cómo medirlo, controlarlo y prevenirlo’, se ha celebrado este martes en la sede de CAEB y que ha sido difundida en directo por streaming de video desde el canal CAEB TV en la dirección www.caeb.es/directo.

La responsable del Programa de Salud Laboral de CAEB, Mavia Isern, ha destacado en la introducción de la jornada que “el absentismo laboral se redujo durante los años de la crisis, pero en los últimos años la recuperación económica ha venido acompañada de un repunte de las bajas por enfermedad común y del absentismo en general, si bien, Balears es la Comunidad Autónoma que presenta un menor índice”.

Isern ha señalado que “el absentismo es un tema que inquieta a las empresas, por ser síntoma de que algo no funciona como debería y por los costes directos e indirectos que genera y los problemas organizativos y productivos que conlleva”. También ha señalado que “esta jornada se enmarca dentro del programa financiado por la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales, que tiene por objeto promover y facilitar una adecuada y eficaz gestión de la seguridad y salud laboral en las empresas”.

A continuación, Francisco Javier Blasco de Luna, ha expuesto el diagnóstico de situación repasando a su vez el actual marco jurídico, confirmando que “a nivel territorial, podemos afirmar que hay una tendencia al alza respecto a las horas no trabajadas por absentismo en casi todas las autonomías entre 2000 y 2018”.

Quince de las diecisiete comunidades autónomas incrementaron su tasa de absentismo entre 2000 y 2018. Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía muestran los incrementos más marcados. Por el contrario, la Comunidad Valenciana y Extremadura son las que tienen los más moderados. Cantabria y Cataluña son las únicas dos autonomías que han podido desvincularse de la tendencia ascendente de la tasa de absentismo.

En cuatro regiones, de media, hay una pérdida de más de 100 horas anuales por asalariado por motivo de absentismo: País Vasco, Navarra, Asturias y Castilla y León. En la situación opuesta, solo hay dos comunidades en las que la pérdida anual por trabajador es inferior a las 70 horas anuales: Baleares y Andalucía.

El 2018 se superó el pico más alto registrado

Iñaki Insausti, director del área de Salud de Geseme y experto en gestión y mejora del absentismo laboral ha destacado en su intervención que “los datos más recientes sobre absentismo laboral indican que en el 2018 en España se superó el pico más alto registrado hasta el momento, en 2009, lo que compromete la competitividad y el crecimiento de nuestras empresas, resultando imprescindible asumir esta realidad y adoptar soluciones eficaces, con naturalidad.”

“Absentismo presencial” y “absentismo emocional”

Humberto Borrás Zedda, psicosociólogo, docente y gerente de Talenthum Consultores, ha incidido en el “absentismo presencial”, explicando que “se produce cuando la persona trabajadora acude a su puesto de trabajo pero por diferentes circunstancias no está dando el máximo de rendimiento”. “Una modalidad del absentismo presencial es el llamado ‘absentismo emocional’, en el que la persona está físicamente en el trabajo pero dando muestras de desconexión emocional con lo que hace y con una clara falta de motivación”, ha añadido.

Borrás ha señalado que “una empresa que tenga una absentismo elevado es síntoma de que está enferma y lo primero que hay que saber es por qué”. Ha añadido que “es muy importante que los empleados estén conectados a los objetivos generales y al proyecto de la empresa; que haya un vínculo emocional entre el trabajador y la compañía”, concluyendo que “una adecuada política de gestión del riesgo psicosocial, es sin duda, la mejor arma para luchar contra el absentismo. Para aplicarla es necesario identificar qué medidas pueden contribuir a aumentar la salud y satisfacción de los empleados e implantar acciones concretas”.


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