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Un 64,6% de familias Baleares  considera que la semipresencialidad afecta negativamente a sus hijos e hijas

Un 64,6% de familias Baleares considera que la semipresencialidad afecta negativamente a sus hijos e hijas

Actualizado el 21/01/2021 15:10                Compartir

La saturación de muchos centros y la falta de espacios disponibles, un déficit histórico que arrastramos desde hace años, los ha obligado a aplicar un sistema semipresencial. Esta es una metodología que nunca se había aplicado a nuestro sistema educativo y que representa retos importantes para toda la comunidad educativa y grandes incertidumbres sobre sus consecuencias.

La primera consecuencia directa, como ya denunciamos a principio de curso, es la falta de equidad derivada de la desigual situación y condiciones en que reciben su educación los alumnos según el centro al que asisten. Esto no ha cambiado, pero tenemos que añadir las grandes diferencias entre centros, entre niveles de un mismo centro y, incluso, entre el profesorado de un mismo nivel. Estas diferencias las encontramos tanto respecto a las metodologías utilizadas para la educación a distancia, el equipamiento en infraestructura informática como por la frecuencia de la comunicación y el seguimiento de los docentes con el alumnado.

El aspecto de la comunicación de los docentes con el alumnado es otro aspecto que se repite en muchas de las respuestas como una dificultad por su peligro de "desconexión" y desmotivación del alumnado. Somos conscientes de la dificultad y el esfuerzo extra que se está pidiendo a los docentes que deben hacer el seguimiento del alumnado que está en casa cuando, al mismo tiempo, está atendiendo al alumnado que está en clase. Valoramos mucho este esfuerzo, por lo que pedimos a la Consejería que garantice la correcta atención educativa al alumnado sin vulnerar los derechos de los docentes.

1 Encuesta a familias sobre la semipresencialidad Comunicado encuesta a familias sobre la semipresencialidad

Por otra parte, la semipresencialidad perjudica de manera más importante al alumnado más vulnerable y los resultados observamos que un 11,5% son alumnado NESE al que no se le ha garantizado el derecho a asistir diariamente a clase a pesar de las instrucciones de la Consejería dejaban muy claro que había que priorizar su presencialidad.

El elevado porcentaje de alumnado que está solo en casa (68%), sin un horario de trabajo diario (65%), con poca coordinación entre el profesorado de las diferentes asignaturas (32%) y con dificultades para seguir las explicaciones o resolver dudas (28-34%) conforman la tormenta perfecta. Nos encontramos con un miles de jóvenes que están experimentando negativamente la aplicación de la semipresencialidad y que sufren consecuencias que debemos atender antes de que sea demasiado tarde.

El papel de la familia en esta situación es más importante que nunca, estamos exigiendo a jóvenes entre 12 y 17 años que se organicen solos en casa, simplemente con unas indicaciones teóricas que deben saber aplicar por su cuenta o con la ayuda de la familia. Pero nos encontramos con que la comunicación entre el centro y las familias es mínima o inexistente en muchos casos. Es un contrasentido esperar una colaboración eficaz de las familias con las que no existe una buena comunicación. El 42% de las familias no han recibido ningún contacto del centro, y sólo un 13% han sido contactadas 2 veces o más. En el caso de la comunicación del tutor, los porcentajes son de un 33% y un 17%, respectivamente.

Además de las dificultades académicas, un 64,6% considera que la semipresencialidad afecta negativamente al estado de ánimo de sus hijos e hijas. El formato de la encuesta no permite ir más allá en la valoración de estos estados de ánimo, pero ejemplifican que así como se está desarrollando la semipresencialidad está teniendo unas repercusiones emocionales y personales sobre el alumnado que la tarea docente también ha de abordar: problemas por la falta de rutina (26,9%), el aumento de la desmotivación (21,9%), estrés, angustia o ansiedad (17,1%), problemas de socialización (13,3% ) o desánimo, apatía y tristeza (12,2%).

Es evidente que tanto por el esfuerzo de mejora del centro y los docentes como para el aprendizaje y adaptación del alumnado, su organización ha ido mejorando durante el trimestre, pero todavía hay muchos jóvenes, casi un 22%, que no ha conseguido coger el ritmo (26% en 2º de ESO).

Muchas familias están preocupadas por el incremento de asignaturas suspendidas respecto al curso anterior. Hay que atender de manera urgente este alumnado o corremos el peligro de que no puedan remontar los dos trimestres que quedan en el curso. Esperamos que, mientras la semipresencialidad sea inevitable, la información recogida, y que ya tienen los centros y la Consejería de Educación, nos permita a toda la comunidad educativa mejorar su aplicación.

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