Actualizado el 18/05/2020 20:16 Compartir
El octavo y último metal precioso que ha sido lanzado al mercado, el osmio cristalino, tiene una micro geometría especial que lo hace infalsificable por su estructura cristalina única.
Extraído en minas y refinerías (el único comprado por el Instituto de Osmio), tras la cristalización, la superficie del osmio es escaneada en las instalaciones del Instituto del Osmio con una resolución de 25000 puntos de medición por mm2, lo que garantiza su calidad y estructura cristalina única.
“Cada línea del borde de cualquier cristal de la estructura tiene un cierto ángulo con el cristal vecino. Esto puede compararse con una huella dactilar humana biológica, excepto que el osmio cristalino no cambia con el tiempo y es 10.000 veces más preciso e individual que una huella dactilar, incluso para los objetos más pequeños” explican desde la institución.
Cada pieza de osmio cristalino recibe, después del escaneo a través del Instituto del Osmio alemán, un OIC, el Código de Identificación del Osmio y se introduce en la base de datos del OIC.
Mediante esta certificación, cada pieza queda en la base de datos con el escaneado, las dimensiones, el peso, el precio de producción actual de una pieza comparable, el poseedor y el propietario, lo que la hace infalsificable y poco interesante a los ladrones, que no podrían ponerlo en circulación. Es un punto a favor de este metal precioso ya que esto garantiza la seguridad de la inversión.
“Esto garantiza que, cualquier inversor que se haga con una pieza de osmio cristalino, sabe lo que tiene con toda la información certificada. Tanto que, si decide venderlo, el registro debería transferirse al nuevo propietario. Mientras que el Código de Identificación del Osmio es más comparable a una cuenta numerada en Suiza, el Código de Cambio de Propietario es similar a una inscripción en el registro de tierras que certifica la propiedad” explican.
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