Actualizado el 01/02/2024 12:31 Compartir
Este convenio fue adoptado por los primeros 18 países firmantes el 2 de febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar. Actualmente ya ha sido suscrito por 172 países, y da cobertura a más de 2.400 zonas húmedas de todo el mundo con el objetivo de conseguir su conservación y uso sostenible, detener la pérdida y la invasión progresiva, y reconociendo las funciones ecológicas fundamentales de estas zonas y su valor económico, cultural, científico y recreativo.
Mañana se celebra el día mundial de los humedales, en conmemoración del 53 aniversario del Convenio, y desde el GOB aprovechamos la efeméride para recordar la grave crisis ambiental que está sufriendo la más importante zona húmeda de las Islas Baleares .
En la primera ficha descriptiva de s'Albufera, entregada al Secretariado de Ramsar en 1992, se indica que se trata de una " zona húmeda costera: lagunas y marismas de agua dulce ", que está " densamente cubierta por macrófitos emergentes " y que entre sus características ecológicas destacan “ macrófitos sumergidos en lagunas y canales, dominancia de carrizales muy desarrollados, de gran cobertura y densidad, juncales y salicorniares localizados y bosque de ribera y tamarindo reducidos ”. [1]
Tres décadas más tarde, cuesta reconocer s'Albufera en aquella descripción . En buena parte de la zona húmeda los carrizales entonces dominantes han ido menguando, sustituidos ahora por salicorniar y zonas inundadas sin vegetación, y los macrófitos sumergidos que cubrían los fondos de lagunas y canales han desaparecido. La “marisma de agua dulce” original se está transformando en un salobrar .
Desde 700 km de altura, los satélites de los programas Landsat (NASA) y Sentinel (ESA) son testigos de la grave crisis ambiental que está sufriendo el planeta. Y han registrado también los cambios sufridos por la Albufera de Mallorca.
En la siguiente secuencia de imágenes aparecen en color rojo intenso las áreas de vegetación densa y en buen estado de salud, ya que representa las longitudes de onda infrarroja y verde que son reflejadas por las plantas. Las zonas con poca o nada cobertura vegetal aparecen en tonalidad más grises, y las zonas inundadas sin vegetación se representan en negro.
Se puede apreciar cómo en 1990 prácticamente toda s'Albufera al sur del gran canal aparecía cubierta por vegetación espesa (cañizar). La zona norte (Es Cibollar y Colombar) tiene más influencia marina, y entonces ya presentaba algunas zonas salobres sin carrizo.
Pero en 2000 ya se aprecia un cambio de tonalidad en la zona de es Ras, y más hacia el interior en la zona de Son Carbonell, indicando una incipiente modificación en las condiciones del hábitat.
A partir de 2003, estas zonas ya han perdido la cobertura vegetal, en forma de calvas ocupadas por aguas libres. En 2010 las calvas de es Ras y Son Carbonell ya han alcanzado una dimensión muy importante. En 2017 se detecta una nueva gran área que está sufriendo el cambio, en la zona de es Rotlos. En 2023, vemos cómo también esta zona ha perdido definitivamente la vegetación, y es ahora mismo una zona de aguas abiertas sin carrizo. Esta progresiva pérdida de carrizal y aumento de salicorniar y aguas libres también se puede observar en la zona norte de s'Albufera, especialmente en Colombar y es Patrimoni, ya a una distancia considerable del mar.
Evidentemente, estos cambios se han podido observar también sin la ayuda de los satélites. En los años 2011 y 2016 la dirección del parque natural emitió informes alertando a la Consejería de Medio Ambiente sobre la problemática hídrica y la consecuente situación crítica del espacio protegido . Entre los impactos concurrentes, se apunta a la eutrofización por llegada de aguas sucias ya la salinización por carencia de suficiente agua dulce debido a sobreexplotación del recurso. [2]
El cambio ambiental que está sufriendo la zona húmeda no afecta exclusivamente a la vegetación, sino al conjunto del ecosistema . Las poblaciones de aves acuáticas son un elemento muy destacado de la Albufera, y también están siendo afectadas por la crisis ambiental. Por ilustrar con un ejemplo, en 2010 la cabeza azul ( Anas platyrhynchos ) era la especie de ánera más abundante en s'Albufera, con unos efectivos invernales de cerca de 4.000 ejemplares. Actualmente su población hibernante es aproximadamente una cuarta parte, con una tendencia claramente regresiva.
Las especies más ligadas a las aguas dulces y limpias ya los carrizales están menguando sus efectivos, y por el contrario ganan población las especies más típicas de zonas salobres .
Un hito importante en este sentido es el establecimiento desde hace dos años de una colonia de cría de flamenco ( Phoenicopterus roseus ), especie típica de aguas salobres. En esta transformación, las nuevas especies de aves establecidas son igualmente preciosas e interesantes, pero desgraciadamente menos valiosas desde el punto de vista conservacionista , ya que con la merma de carrizo y agua dulce (hábitat más escaso y amenazado que el salobrar en la cuenca mediterránea) perdemos población de especies altamente amenazadas como el toret ( Ardeola ralloides ), el bitón ( Botaurus stellaris ) y la garza imperial ( Ardea purpurea ), entre otras, y ganamos población de especies menos amenazadas como el flamenco, el pico de aliena ( Recurvirostra avosetta ) y el relámpago ( Sterna hirundo ), por ejemplo.
Desde entonces se han sucedido ejecutivos de derecha e izquierda, sin que en ningún caso se haya abordado la situación con medidas suficientes, y por tanto el proceso de degradación ambiental progresa . El status de parque natural, figura de protección de máximo nivel, tampoco ha implicado hasta ahora soluciones efectivas. La conservación de s'Albufera demanda medidas urgentes y de calado.
Ante esta situación, aprovechamos ese día mundial de los humedales para reiterar la denuncia de la situación, y reclamar a la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Natural que asuma la responsabilidad que se contrajo por el estado español en 1990 con la incorporación de s'Albufera en el convenio de Ramsar.
Apuntamos 4 medidas que nos parecen imprescindibles y deberían aplicarse sin demora :
Reducción importante del volumen de extracción autorizado de la fuente de Son Sant Joan . Esta explotación industrial extrae de la principal aportación de agua dulce y de buena calidad de s'Albufera, con un volumen autorizado de 1.580.000 metros cúbicos anuales destinados principalmente a abastecer a la zona turística de la playa de Muro. El incremento de las extracciones en las últimas décadas parece estrechamente relacionado con la salinización y transformación que se observa en las zonas más interiores de Albufera.
Determinación del caudal ecológico . Es necesario calcular y establecer cuál es el volumen mínimo de agua dulce que necesita la zona húmeda para mantener los hábitats naturales que la caracterizaban y que hoy se están perdiendo, y para posibilitar su recuperación. Este dato es básico para poder establecer con criterio las limitaciones de explotación hídrica que sin duda se requieren.
Limitación de las extracciones en la cuenca . Además de intervenir sobre la extracción en la fuente de Son Sant Joan, es necesario controlar y limitar las extracciones en el acuífero que nutre la zona húmeda. Esta masa de agua (1811M1 sa Pobla) aparece indicada con “estado malo” en el vigente Plan Hidrológico (2022-2027); un plan que sin embargo se pone de perfil ante la problemática de s'Albufera. En el entorno agrario, es necesario fomentar prácticas más eficientes con el agua. S'Albufera es la barrera de agua dulce situada entre los cultivos de sa Pobla y el mar, por lo que conservarla es básico si se quiere que la agricultura de la zona tenga futuro.
Refuerzo del programa de monitorización ambiental . Implementación de un programa de seguimiento que registre suficientemente, cuidadosamente y de forma periódica los diferentes parámetros ambientales que definen las condiciones ecológicas de s'Albufera, estableciendo relación con la monitorización de los cambios en las especies y hábitats naturales. Esta base científica debe servir para definir e impulsar medidas para la recuperación y conservación de s'Albufera.
Si no se actúa, la más importante zona húmeda de las Islas Baleares está condenada a una transformación y degradación dramática que acabará con sus extraordinarios valores ambientales en el momento en que se decidió darle la máxima protección legal.
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