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Finalizados sin resultado los sondeos en el cementerio de Bunyola

Finalizados sin resultado los sondeos en el cementerio de Bunyola

Actualizado el 29/01/2019 05:34                Compartir

Este lunes 28 de enero, la Conselleria de Cultura, Participación y Deportes ha llevado a cabo prospecciones en la zona sudeste del cementerio de Bunyola con el fin de determinar la viabilidad o inviabilidad de este espacio para acometer en el futuro tareas arqueológicas para exhumar cuerpos de personas desaparecidas durante la Guerra Civil.

Los sondeos de hoy han resultado negativos, sin embargo no se descarta plantear nuevos sondeos en otras zonas del recinto, así como profundizar en la investigación histórica.

Los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi han llevado a cabo una serie de prospecciones en la parte trasera de los nichos modernos: en una mitad se han encontrado excavadas sepulturas modernas, con restos de ataúdes, plásticos, tejidos sintéticos, etc., y en la otra mitad no se han hallado restos de huesos de ningún tipo ni restos de tierra alterada.

La propuesta de trabajar esta fosa está motivada por el hecho de que hoy en día quedan hijos vivos de las víctimas en Menorca. Entre estas víctimas, podría haber los menorquines Bartomeu y Sebastià Carretero Gornés y Josep Filomeno Pons Sintes. Es una fosa que presenta una serie de dificultades pero, a propuesta de la Conselleria de Cultura, la Comisión Técnica de Personas Desaparecidas y Fosas aprobó llevar a cabo las tareas pertinentes.

Durante el segundo semestre del año 1936 llegaron al cementerio de Bunyola unos quince cadáveres. Eran hombres asesinados por arma de fuego y abandonados en la cuneta de caminos o carreteras, en la intersección con otros caminos o torrentes. Durante la posguerra el elevado número de defunciones, a causa, entre otros, de la aportación de cadáveres procedentes del hospital Joan March, hizo que el espacio que ocupaba el cementerio antiguo se llenara, de tal manera que fue necesaria su ampliación. Este hecho hace pensar si los cuerpos de aquella fosa común fueron trasladados al osario. Por este motivo, se hacen necesarias tareas de prospección arqueológicas para aclarar esta circunstancia antes de llevar a cabo una excavación de más envergadura.

Finalizada la exhumación en Alaró sin encontrar a las víctimas

El pasado viernes día 25 de enero finalizaron las tareas de exhumación de la fosa de Alaró. Esta última intervención formaba parte de la segunda fase prevista de la exhumación, puesto que el pasado 7 de julio de 2018 finalizaron las tareas arqueológicas a la fosa cuando se encontró un pozo situado en el terreno que se estaba interviniendo y que no entraba dentro de las previsiones. Se excavó todo el perímetro alrededor del pozo y no se encontraron los restos mortales de las dos personas que se buscaban. Después empezaron los trabajos dentro del pozo, hasta llegar a los 5 metros de profundidad, pero según los técnicos de Sociedad Aranzadi, adjudicataria del contrato de exhumaciones de la Consellería de Cultura, Participación y Deportes, continuar avanzando en los trabajos dentro del pozo suponía un riesgo para los arqueólogos porque que no disponían de la infraestructura adecuada para poderlo llevar a cabo.

En esta segunda fase, y con el encofrado adecuado, el equipo técnico de Aranzadi no ha podido localizar los cuerpos, puesto que el pozo en el cual se ha trabajado ha resultado ser un osario. En este osario se ha encontrado una acumulación y mezcla de huesos que imposibilita localizar y discernir los cuerpos que se buscan, en el supuesto de que estuvieran.

En el cementerio municipal de Alaró se buscaban dos víctimas enterradas, supuestamente en una misma fosa. Se trata de Pau Crespí Villalonga, 57 años, zapatero, exbatle republicano de Mancor de la Vall, y Onofre Crespí Riera, 21 años. Padre e hijo, respectivamente, eran de Mancor de la Vall y fueron asesinados el 20 de octubre de 1936 en el lugar conocido como la Costa de Tofla, a la carretera que une Alaró y Lloseta, según consta en la Causa 1011/19361.

El pasado viernes día 25 de enero finalizaron las tareas de exhumación de la fosa de Alaró. Cabe recordar que esta última intervención formaba parte de la segunda fase prevista en dicha exhumación, puesto que el pasado 7 de julio de 2018 finalizaron las tareas arqueológicas en la fosa cuando se encontró un pozo situado en el terreno que se estaba interviniendo y que no entraba dentro de las previsiones. Se excavó todo el perímetro alrededor del pozo y no se hallaron los restos mortales de las dos personas que se buscaban. Después empezaron los trabajos dentro del pozo, hasta llegar a los 5 metros de profundidad, pero según los técnicos de Sociedad Aranzadi, adjudicataria del contrato de exhumaciones de la Conselleria de Cultura, Participación y Deportes, continuar avanzando en los trabajos dentro del pozo suponía un riesgo para los arqueólogos ya que no disponían de la infraestructura adecuada para poderlo realizar.

En esta segunda fase, y con el encofrado adecuado, el equipo técnico de Aranzadi no ha podido localizar los cuerpos, puesto que el pozo en el que se ha trabajado ha resultado ser un osario. En él se ha encontrado una acumulación y mezcla de huesos que imposibilita localizar y discernir los cuerpos que se buscan, en el supuesto de que estuvieran.

En el cementerio municipal de Alaró se buscaban dos víctimas enterradas, supuestamente en una misma fosa. Se trata de Pau Crespí Villalonga, 57 años, zapatero, exalcalde republicano de Mancor de la Vall, y Onofre Crespí Riera, 21 años. Padre e hijo, respectivamente, eran de Mancor de la Vall y fueron asesinados el 20 de octubre de 1936 en el lugar conocido como la Costa de Tofla, en la carretera que une Alaró y Lloseta, según consta en la Causa 1011/19361.


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