Actualizado el 07/02/2019 06:33 Compartir
Entre los platos más demandados se encuentran la tortilla de patatas, la paella, el gazpacho y los potajes. Esta segunda incluso cuenta con su propio emoji y la suya es la receta más buscada de todo Internet. El tapeo constituye otro de los símbolos de identidad de nuestro país -hasta existe el Día Internacional de la Tapa-. Una celebración que facilita la cantidad de bares que pueblan nuestras calles: más de 260.000 establecimientos (uno por cada 175 personas, aproximadamente).
A pesar del atractivo gastronómico español en términos generales, existen algunas provincias especialmente exitosas. Es el caso de Andalucía, Galicia y el País Vasco, que lideran la clasificación del ránking de destinos gastronómicos preferidos. Por ciudades ganan San Sebastián, Madrid, Barcelona y Bilbao. Murcia y Baleares se encuentran al final de la lista.
La creciente demanda ha provocado, al mismo tiempo, que sea uno de los segmentos laborales y de negocio con mayores opciones de desarrollo. Por no hablar de lo que supone para la economía y el empleo en general -afecta al comercio, distribución, agricultura, ganadería, etcétera-.
El perfil del turista gastronómico
En cualquier caso y aunque 8 de cada 10 visitantes escogen destino condicionados la gastronomía del lugar, la mayoría de ellos no son turistas gastronómicos puros (estos representan solo el 28%). Eso sí, el perfil está bastante marcado: hombres y mujeres de entre 35 y 55 años con un poder adquisitivo medio-alto que viajan en pareja y habitualmente en verano (en estancias de dos o tres jornadas, durante las que gastan un mínimo de 250 euros diarios). Además, se trata de un tipo de turista informado -que visita webs y sitios especializados previamente-, cuyas actividades preferidas son comer en restaurantes, ir de tapas, comprar productos e ingredientes locales y visitar mercados.
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