Actualizado el 26/11/2020 12:33 Compartir
Siguiendo el modelo de otras ciudades del Estado y europeas ante el contexto de emergencia climática actual se hace imprescindible la adopción de medidas inmediatas para paliar los efectos negativos de la contaminación. Por ello, los últimos meses se ha trabajado desde la dirección insular de Movilidad y desde diferentes ámbitos, para proponer soluciones de mejora ambiental.
«Como conocen, es compromiso de este gobierno, y así quedó reflejado en los Acuerdos de Raixa, apostar por la sostenibilidad energética y medioambiental y con todo el rigor científico y técnico», apuntó la presidenta Cladera que, además, ha destacado que "esta medida se ajusta al cambio hacia un modelo de movilidad más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, que pacifique el tráfico de nuestros entornos urbanos, que aborda los problemas existentes de congestión, ruido y accidentalidad de una manera sostenible"
Las nuevas dinámicas de movilidad acentúan la necesidad de buscar entornos pacificados, amigables y disponibles para diferentes usuarios. La Vía de Cintura se ha convertido en un entorno muy urbano debido al crecimiento que ha tenido las últimas décadas la ciudad de Palma, por eso es necesaria una intervención en aspectos relativos a emisiones, ruido y la accidentabilidad y siniestralidad de una carretera que ha incrementado de manera constante el volumen de vehículos que transcurren.
La medida viene avalada por informes tecno del departamento, medioambientales, acústicos y de accidentabilidad y fluidez del tráfico. "Con la mirada puesta en el futuro y con la intención de avanzar con nuevas políticas favorables para la ciudadanía, en favor del medio ambiente y de la salud de las personas, reducimos la velocidad máxima permitida para la Vía de Cintura a 80 kilómetros por hora. Las viviendas y barrios adyacentes a la autopista, no sólo sufren los efectos negativos de los gases contaminantes sino también el ruido de los vehículos. Con esta medida reduciremos de manera muy relevante el impacto acústico y aumentaremos en calidad del aire. Paralelamente homogeneizando la velocidad a 80 reduciremos la accidentabilidad y favoreceremos la fluidez del tráfico ", ha explicado el consejero Iván Sevillano.
Equiparando y reduciendo la velocidad de 120 a 80 kilómetros por hora en toda la Ma-20 se podrán abordar los problemas existentes de congestión, ruido y accidentalidad de una manera sostenible y sin recurrir al consumo de territorio. La velocidad está directamente relacionada con el consumo de carburante y por tanto con la emisión de gases contaminantes. Manco velocidad implica mejor calidad medioambiental y una incidencia negativa sobre el efecto invernadero.
Reduciendo la velocidad de manera tan significativa, no sólo se consigue una mejora medioambiental, sino también de salud pública. Teniendo en cuenta que se reducirá también, de forma muy relevante, el impacto acústico.
La medida consigue homogeneizar la circulación del tráfico y, por tanto, mejorar la fluidez. Favorecerá la transición desde las vías secundarias, y viceversa, así como la dinámica de circulación y el aprovechamiento del empleo, reduciendo de manera significativa los niveles de congestión actuales.
Al mismo tiempo, está igualmente demostrado a nivel científico que, a menor velocidad, menores índices de accidentabilidad y siniestralidad. Se producen menos accidentes y menos graves.
"Somos conscientes de que se trata de una medida atrevida pero cuando se quieren conseguir cambios de calado en favor del medio ambiente y la salud de las personas, se deben tomar decisiones valientes. De lo contrario, nunca avanzaremos ni cambiar nada como sociedad ", concluyó Sevillano.
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