Sociedad

Un joven de 27 años será ordenado sacerdote el próximo domingo en la Catedral de Mallorca

Actualizado el 23/09/2014 06:29                Compartir

El diácono Ricardo Mejía Fernández, de 27 años, será ordenado sacerdote el próximo domingo 28 de septiembre a las 17.00 horas en la Catedral de Mallorca, en el transcurso de una celebración presidida por el Obispo Javier Salinas.

El joven se ha preparado en el Seminario Mayor durante seis años en el ámbito humano, comunitario, espiritual, académico y pastoral. Ha estudiado en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso de Madrid y el Centro de Estudios Teológicos de Mallorca y, además, es máster en Lógica y Filosofía por la Universidad de Salamanca, ha informado el Obispado en un comunicado.

El 30 de noviembre de 2013 fue ordenado diácono y durante los años de formación ha colaborado en las parroquias de Inca, en el Seminario Menor, en la Parroquia de la Resurrección, en las parroquias de la ciudad de Manacor y actualmente en las parroquias de Inca, Biniamar, Selva, Caimari, Mancor de la Vall y Lloseta.

ASPECTOS DE LA CEREMONIA

La ceremonia del domingo contendrá muchos símbolos. En primer lugar se hará un llamamiento a quien debe ser instituido, lo que recuerda a la llamada de Cristo a sus discípulos, seguida de la petición de la Iglesia de ser ordenado.

Después de la homilía, se acerca el futuro presbítero, manifiesta su promesa de celibato ante el Obispo y su voluntad sobre su disposición de vivir de acuerdo al Evangelio proclamado, a la obediencia y a la vida de servicio y oración.

Además, en un momento concreto, justo antes de prometer obediencia unen las manos del elegido con las del Obispo, como señal de unidad y obediencia a la Iglesia. Otro gesto simbólico se produce cuando el elegido se tumba en el suelo, signo de servicio y de entrega, mientras se invocan los santos de la Iglesia.

El momento de la ordenación tiene lugar con la imposición de manos sobre la cabeza en silencio del elegido, que está arrodillado ante el obispo. Se realiza la oración de consagración y se sigue con la imposición de las vestiduras litúrgicas propias.

El nuevo presbítero recibirá la patena y el cáliz y, después de la imposición de las vestiduras, serán ungidas las manos del ordenado por el Obispo. Después de esta unción el Obispo da el abrazo de paz al ordenado, que comparte también con otros presbíteros o diáconos, signo de paz y de comunión con la Iglesia.


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