Salud

Ayuno de Viernes Santo, consejos para no desfallecer

Ayuno de Viernes Santo, consejos para no desfallecer

Actualizado el 14/04/2017 09:52                Compartir

El Viernes Santo es un día de celebración que para los católicos también implica el cumplimiento de un ayuno eclesiástico que supone abstenerse de carne, consumir sólo líquidos o hacer una comida al día, siendo permitidos los derivados de la leche, huevos y productos de grasa animal.

A pesar de que esta práctica es de índole religiosa, suscita gran interés en la población, según han detectado los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad. Esto es debido a los beneficios que supone para el cuerpo. Entre ellos, propicia el proceso de detoxificación y depuración y ayuda al sistema linfático, intestino, hígado y riñón a realizar mejor sus funciones.

No obstante, añaden, "el ayuno en su versión estricta, a base de líquidos, o moderada, realizando una sola comida al día, siendo el resto dieta líquida, no se puede tomar a la ligera y requiere de ciertos conocimientos nutricionales".

En concreto, debe asegurar un aporte calórico mínimo razonable, entre 1.000 y 1.100 Kcal diarias, a base de proteínas, grasas saludables, fructosa, vitaminas y minerales y, sobre todo, no prolongarse más de 48 horas. Además, es desaconsejado en personas con salud más frágil, embarazadas, lactantes, menores de edad y mayores de 65 años por riesgo de deshidratación, desórdenes metabólicos o síntomas de debilidad.

Por otro lado, los especialistas destacan la práctica del ayuno "falso" que normalmente consiste en no comer carne a lo largo del día, pero sí los demás platos en cantidad.

AYUNO EQUILIBRADO

Un ayuno equilibrado es aquel que aporta todos los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, protegiéndole frente a enfermedades y, a la vez, previniéndole de efectos adversos como hipoglucemias, astenia o mareos. Así, recomiendan:

- La ingesta de frutas ricas en vitamina C, frutos secos, lácteos y miel en el desayuno reforzará el sistema inmunitario desde la primera toma del día. A media mañana se puede tomar un yogur acompañado de nueces.

- La toma de legumbres como lentejas o garbanzos en la comida principal favorece la salud cardiovascular porque son ricos en fibra, y junto con el aceite de oliva aportarían energía estable durante las horas siguientes, sin provocar picos de insulina.

- El zumo de naranja y zanahoria, tomado como postre, está pensado para mejorar el sistema inmunitario y es antioxidante que actúa como equilibrador emocional, reduce la ansiedad y mejora la depresión. Indicado especialmente para la astenia primaveral y para personas que se sienten tristes o abatidos.

- La cena consiste en caldo de verduras depurativas para eliminar las toxinas, una onza de chocolate negro puro y mosto sin alcohol que favorecen la reparación celular y la meditación interior.

AYUNO ESTRICTO

Con el fin de no caer en extremos, en debilidad o excesos, los especialistas de IMO recomiendan en este caso seguir las indicaciones de un experto. "Es muy complejo, si no se cuentan las indicaciones de un experto, cubrir todas las necesidades nutricionales diarias de una persona a través de una dieta líquida con corte de ayuno, incluyendo las limitaciones religiosas pautadas por la doctrina católica", señala Bravo.

Por otro lado, es muy sencillo incurrir en pautas poco saludables con alto contenido en azúcares o grasas, y poca presencia de proteínas, vitaminas y minerales. Por este motivo, su propuesta de este año para el ayuno estricto de Semana Santa está compuesto de lácteos, frutas y verduras, grasas saludables y legumbres

FALSO AYUNO

Este ayuno contiene un elevado aporte calórico. "El hecho de no introducir carne en nuestro menú no siempre significa que cumplimos con los preceptos de la Iglesia Católica que le da un significado más profundo de reflexión, abstención y penitencia, ni obligatoriamente significa que tomamos una comida más ligera", ha afirmado la nutricionista clínica del IMEO, Carmen Escalada.

En una única comida podemos ingerir unas 1.400 Kcal equivalente a la ingesta calórica diaria recomendada de una importante parte de la población. Es fácil entender que esta 'abstinencia' no nos ayudará a compensar excesos de otros días sino que será un exceso en sí.

CONSEJOS PARA NO EXCEDERNOS EL RESTO DE LA SEMANA SANTA

- Hacer cinco comidas al día, ya que, está comprobado que cuando llevamos más horas sin comer, tendemos a comer más rápido y a elegir comidas menos saludables. Comiendo más frecuentemente pero menos cantidad, nos ayudará a evitar caer en atracones, pesadez y sobreingesta calórica.

- Hacer ejercicio porque es normal que estos días sucumbamos ante alguna tentación en forma de dulce o plato contundente. "Esto no debe de ser un problema, si tenemos en cuenta que la ganancia de peso no sólo depende de las calorías que consumimos sino también de las que gastamos", ha recordado Carmen Escalada.

- Optar por recetas caseras, de manera que, sabremos lo que estamos comiendo y también podremos reducir las calorías, sustituyendo alimentos poco saludables por otros, nutricionalmente mejores, como por ejemplo el aceite de palma por aceite de oliva virgen extra o las harinas refinadas por integrales.

- Planificar nuestros menús porque es fundamental saber qué vamos a comer cada día para calcular las raciones y así evitar que sobre comida. Además, es recomendable evitar servirnos la comida en platos muy grandes o hacer largas sobremesas sin retirar la comida.

- Hacer planes alejados de la comida con la llegada del buen tiempo, aprovechando los días de vacaciones y las horas de sol para realizar otras actividades sin la comida como principal protagonista, como dar un paseo, ir de compras o ver las procesiones.

- Reducir el consumo de alcohol y refrescos debido a que cada gramo de alcohol nos aporta 7 Kcal, por lo que si después de una comilona tomamos un par de copas 'digestivas' no estaremos más que empeorando la situación.

Lo ideal es reducirlo y optar siempre por bebidas de baja graduación como el vino tinto. El agua siempre es la mejor opción, ya que los refrescos nos aportan elevadísimas cantidades de azúcar además de otros aditivos y gases que van a dificultar el proceso digestivo.


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